Antes de que el término vegetarianismo se extendiera, a la hora de refererirse a este tipo de personas, se hablaba de los pitagóricos. Los integrantes de la secta pitagórica creían en la transmigración del alma (metempsicosis), donde esta alma podía acabar en el cuerpo de otras especies.
Cuenta Diógenes que, en una ocasión, se encontraba Pitágoras paseando por la ciudad cuando los alaridos de un perro le hicieron deternerse. Cuando identificó de dónde venía el ruido, se encontró a un mercader golpeando a un perro. Acto seguido, pidió a este mercader que cesase. Al mirar al perro a los ojos, como creyente de la metempsicosis, pudo ver en los ojos del perro los ojos de un antiguo camarada.
Los pitagóricos, igualmente, rechazaban el consumo de animales al considerar que esto iba en contra de la pureza espiritual, de la disciplina personal, y, en fin, del respeto a otros animales. Al final, una vida armoniosa debía estar en consonancia con la no violencia hacia otros animales, y comer animales es exactamente lo contrario a todo lo mencionado.
Séneca, influenciado por las ideas pitagóricas, decidió dejar de consumir carne. Sin embargo, en tiempos del emperador Tiberio, ser vegetariano era ser blanco de miradas (las conversaciones de sobremesa iniciadas por la ausencia de carne en el plato vienen de lejos). No comer carne podía asociarse con prácticas supersticiosas o relacionarse con sectas extranjeras. Algo nada recomendable.
Así, aunque por motivos filosóficos y espirituales Séneca no consumía carne, en cada comida situaba un trozo de carne en un extremo para que la ausencia de animales en su plato no despertara ninguna pregunta incómoda. De esta manera, él podía seguir siendo vegetariano sin levantar sospechas.
Carne para Séneca, es pues, una manera de enfrentarse a las contradicciones de quienes rechazamos el consumo de animales en todas sus formas (lo que viene a ser el respeto al derecho negativo de la no propiedad enunciado por Francione) ensanchando los marcos del debate e intentando llevar el antiespecismo allá donde sea posible. Al final del día, el antiespecismo no deja de ser una extensión de la famosa lealtad al desconocido de Daniel Bensaïd. Este proyecto no pretende ser ni más ni menos que otro grano de arroz para que se siga hablando del antiespecismo y hacer así que estos debates sean lo más accesibles posibles.
Como a Séneca, la pureza no nos interesa. Sigamos haciendo antiespecismo, sigamos leyendo antiespecismo.
Carne Para Séneca - CPS